Dulce e inocente navidad.

La Navidad pasa muy rápido. Es un momento de absoluta calma entre la familia, aunque siempre habrá alguna que otra excepción. Pero aún así, es Navidad. Y por supuesto que me niego a pasarla únicamente con la familia, sino también junto a mis seres queridos, ya sean bien amigos, compañeros de clase o trabajo, etc.… Pero ¡qué momento más esperado para aquellos que creen en el regreso de Papá Noel, o los Reyes Magos de Oriente! 

Por las calles he escuchado a niños diciéndoles a sus padres que querían la Barbie, aquella pistola que se quedará cogiendo polvo en el almacén, e incluso una BlackBerry. Sé que son niños, y que lo más que les gusta aparte de las chucherías, es pedir. Pero me podéis decir ¿para qué un niño de siete años quiere una BlackBerry? 

No sé si me estaréis entendiendo, pero creo que el espíritu navideño se está perdiendo. ¿Qué hay de aquello de sentarnos en una gran mesa toda la familia, empezar a comer a las diez de la noche, y terminar escuchando a tu tía cantando “Mi Higo Pico Flowers”? El verdadero significado de la Navidad es el amar a aquellos que te quieren, aquellos que te respetan, y te comprenden. 

Me han preguntado varias personas que, qué pedía por Navidad, y mi respuesta fue bastante rápida. Este año, el regalo que pido es ser escuchada, es decir, que a la gente le guste mi blog. No pido que lo lean, porque leer es demasiado fácil. Quiero que la gente llegue a comprender el verdadero significado de lo no material, de los sentimientos. Espero que empecemos a valorar mejor a las personas, y a empezar a juzgar por los sentimientos, y dejar de preocuparnos por lo físico, y material.

"No debemos dejar que nos quiten esa ilusión que nos enseñaron a tener"